25 de Noviembre - Día internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer - ¿Gritos o silencio?

 25 de noviembre Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer


GRITOS O SILENCIO


A veces, casi demasiadas, paseamos sin escuchar. Vivimos sin escuchar y cuando llegamos a escuchar, incluso cuando el perjuicio desvanece,  esa escucha a menudo se vuelve sorda.

Si en estos días paseáramos por los pasillos de las escuelas o por las calles cercanas a institutos y colegios en Italia podríamos escuchar dos cosas: silencio o gritos. Por unos días no serían los mismos gritos de alumnos y alumnas en el patio o los mismos silencios durante un examen, son ruidosos silencios y gritos entrecortados.

Silencios y gritos para Giulia,  de 22 años, última victima de violencia machista en Italia.

Giulia, que quería ser novelista gráfica, Giulia que no podía decir que no, que no sabía decir que no, que no dijo nunca: “No”. Giulia que quería, quería con toda su alma, pero no pudo. Giulia que deseaba que alguien dijera que no, que la ayudara. Giulia que mantuvo su silencio cuando lo único que quería era gritar. 

Esta semana se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. ¿Qué es lo que hace falta para despertar? ¿Un minuto de silencio? Pero que sirva para reflexionar y pensar que el silencio puede ser cómplice y peligroso si es producido por el miedo o el desinterés.

¿ Un minuto de gritos? Gritar para luchar contra el miedo y la connivencia, gritar para decir que estamos aquí.

Y quizás haría falta hacer ese grito mucho más fuerte, unirnos como adultos al grito de alumnos y alumnas. Dejar de lado los gritos inútiles y ruidosos y gritar para Giulia, Anna, María, Pilar y muchas más, gritar para que nosotros mismos y nosotras mismas nos escuchemos, escuchemos lo que somos, lo que queremos, para que el mundo lo haga, que escuche a todas, porque a Giulia nadie la escuchó, la supo escuchar, y nadie gritó lo suficiente para que Giulia lo escuchase y que se sintiera  arropada, protegida, parte de un todo.

Hay muchas maneras de gritar, con hechos y con palabras. Y gritar es decir palabras fuertes, potentes, que generen hechos, da igual el tono de voz. No hace falta gritar alto, pero sí claro.

Alda Merini, poetisa italiana, lo hacía así en el íncipit de su poema “Canto a las mujeres”:

 


Io canto le donne prevaricate dai bruti

la loro sana bellezza, la loro “non follia”
il canto di Giulia io canto riversa su un letto
la cantilena dei salmi, delle anime “mangiate”
il canto di Giulia aperto portava anime pesanti
la folgore di un codice umano disapprovato da Dio,

Canto quei pugni orrendi dati sui bianchi cristalli
il livido delle cosce, pugni in età adolescente
la pudicizia del grembo nudato per bramosia (…)

Canto sobre mujeres anuladas por brutos su sana belleza, su "no locura"

La canción de Giulia yo canto yacente en una cama

La cantilena de los salmos, de las almas "comidas"

El canto de Giulia abierto traía almas pesadas

el relámpago de un código humano desaprobado por Dios,

Canto esos puñetazos dados a los cristales blancos.

los moretones en los muslos, los puñetazos en la adolescencia

el pudor del vientre despojado por la lujuria,

 

Que sea silencio, que sean gritos, que sean silencios y gritos, todo para que esos cristales blancos no se vuelvan a romper nunca jamás. 53 cristales rotos en España, 77 en Italia,  más de 1000 en Europa solo este año.

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